30 octubre 2009

Florence

Don’t be concerned, it will not harm you.
It’s only me pursuing something I’m not sure of.
Across my dream, with nets of wonder,
I chase the bright elusive butterfly of love.

“Elusive Butterfly”
Bob Lind

Durante el breve trayecto por el sendero había sentido aprensión y una ligera angustia. Ahora que ya había franqueado la puerta, precediendo a la hermosa desconocida, y que había escuchado el ruido del cerrojo al cerrarse tras ellos, sintió, de pronto, que el miedo le doblaba las rodillas. En un segundo intuyó que se trataba de una trampa. Se volvió con los ojos muy abiertos y vio, sin entender, a la extraña, convertida ahora en una vieja de dientes afilados y ojos encendidos como brasas, quien, al ver su cara transfigurada por el pavor, soltó una carcajada que le heló la sangre. En ese momento se dio cuenta que ya era demasiado tarde.
Mientras la vieja se alejaba escaleras arriba riendo a carcajadas, mostrando una diabólica agilidad, Mario cogió el pomo de la puerta principal sólo para comprobar que se encontraba herméticamente cerrada. Sintió que la camisa se le pegaba al cuerpo y estuvo a punto de perder la conciencia. Se sintió enfermo y buscó el cuarto de baño. A duras penas se internó por un pasillo mientras olía el horrible olor de su miedo. No podía pensar, su mente estaba obnubilada por emociones primitivas y atenazantes. Sólo alcanzaba a advertir con indecible angustia cuán frágil es el equilibrio de la realidad.
Quizás por eso, por la fuerza apremiante de su deseo, desembocó en aquella estancia. La aburrida sala de estar de su tía Chabelita.
- ¡Pero que cara traes, niño, por Dios! – se escandalizó la buena señora.
- ¿Tía qué hace Ud. aquí?
- Qué voy a hacer pues, niño. Esta es mi sala. La pregunta debiera ser “qué haces tú aquí”
- …
- Te ves fatal ¿sabes?…
- Es que me pasó algo bien raro…
- Y no me extraña te voy a decir, tú siempre andas metido en cosas raras.
Pensó en contárselo todo a la tía, pero se dio cuenta que o no le creería o lo juzgaría loco de remate. Súbitamente el miedo se había disipado y sintió en cambio, cansancio y sed. Se dejó caer en el sofá y miró como la tía deshacía el tejido de un pulóver. Se sintió extrañamente contento, relajado y con algo de vergüenza por haber sentido tanto miedo.
- ¿Tía…?
- ¿Dime, niño?
- ¿Quién es la viejita que vive en los altos?
- ¿De qué hablas? Nadie sino yo vivo en esta casa.
- ¿No tiene visita, entonces?
- La única visita aquí eres tú. A propósito… ¿no quieres una soda?

La tía Chabelita se metió en la cocina y regresó con gaseosas y galletas. Luego de servirle prosiguió su labor, mientras sus grandes ojos verdes (enormes tras los cristales de sus gafas) lo miraban con aire ausente.
Había terminado de beber una de las gaseosas, cuando sintió que algo aterrizaba elegantemente a su lado. Dio un respingo soltando el plato con galletas. Era Florence.
“¿Pero qué le pasa que anda tan sobresaltado, mijito?” –Se extrañó la tía Chabelita – “Quizás qué maldades habrá andado haciendo por ahí”. Entretanto, Florence había comenzado a ronronear y a frotarse la cabeza contra su brazo. Mario le pasó la mano sobre la piel y la gata arqueó el lomo y levantó la cola con sensualidad. Entonces se sintió bien otra vez. Suspiró aliviado y sorbió otro trago de su “Bilz”, cuya deliciosa frescura le reconfortó aún más. En sus labios se dibujó una sonrisa de placer. Estaba a punto de quedarse dormido cuando sintió que el lascivo animal se le subía al pecho y acercaba su cara a la suya. Con flojera abrió los párpados e inmediatamente se dio cuenta que algo estaba mal.
Y entonces lo notó. Los ojos de Florence no eran los de una gata. Verdes, redondos, encendidos con un extraño fulgor lujurioso, le miraban anhelantes y malvados. Mario sintió que se le erizaban los cabellos y que no se atrevía a apartar la vista de “aquellos” ojos. El miedo reducía su voluntad a cero. Por fin, dando un grito ahogado, se desprendió violentamente del felino y se levantó temblando.
La tía Chabelita se encontraba frente a él cerrándole el paso. Sus manos ya no destejían el pulóver, sino que sostenían con firmeza sus pechos enormes. Tras los gruesos cristales de aumento sus ojos, ahora dorados y de pupilas verticales, fulguraban poseídos de una fiebre infernal.
Momentos antes de perder la conciencia, Mario notó que comenzaba a tener una formidable erección.

28 septiembre 2009

When we love each other

When we love each other
The world seems to works as always
The buses ran along the streets of our city
Outside of our dreams
The workers continue nailing, matching, raising
The planks and the beams
To build not their own refuges
But places to be happy for a while
When we love each other, my dear
Nothing seems to stop
Nothing wants to hold the trains
The life
The butterflies
The running water
On the four dog square.
But when we love each other
We don’t care about the world
Which perfectly could no longer exist to us
So deeply I am inside you
So perfectly you are in me
If we suddenly hear the roar of the planet
And feel the howls the cries the thunders
Of all the creatures that populate it
We would continue loving each other
As we were beside to the ocean
As we were close to the breath of the death.

When we fight each other

When we fight each other we remain alone in the same room
We remain seatted on a chair close to an abysm
Looking at the clouds passing under our feet
High on our own rage
We deeply fall in an universe which, to the speed of light,
separates us
From the door we just opened yesterday
To spy each other
To know each other
To love each other.
We can´t hold our sights
We flee from our dreams,
From our promises
We fall from each other's arms
And we are for a moment less than nothing…
the freshness of the last morning we saw together
A solitary pole on the high roof where the flag was waving
just the moment before our war began
A shiver down my spine makes me aware of my misery
And I feel my whole life shaking
’Cause, for a moment, it is in us that
the world is the enemy of the world.

21 septiembre 2009

Si no soy yo

El Amor: “dar algo que no tienes a alguien que no es”
                                                                      J. Lacan

Si no soy yo
Quien deja estas huellas en la arena
Debo ser el mismo
Que me odia
E intenta traicionarme.
Sediento del peor sexo
que no deja más que un temblor en los ijares
caída libre en una madrugada de grajos
escoltándome hasta mi antigua madriguera
Donde habría sido apenas un resplandor entre las sombras
Soñando un sueño en que no era
Mientras la arena se acumulaba en las cornisas
Y ante mi puerta a la que nadie había tocado durante los últimos diez años,
Pero que no supo detenerme
Cuando he sospechado que estabas en alguna parte del futuro
En algún balcón lejano
Entre cenefas coloridas, entre raudales de flores
Entre cientos de feas emociones
Surgiendo del aire extravagante
De la transparencia misma
En que de pronto eras
Tan distinta
Y luminosa.
Y ya caído en el futuro
Ya prendido en ti
Asomándome
Con una timidez desconocida
Con pies descalzos
Con desnudez
Y deseo
Alcanzando aquello que no eras sin mí
Encontrándome en aquello que nunca habría sido
Sin ti.

24 agosto 2009

Futuros Amantes

Não se afobe, não
Que nada é pra já
O amor não tem pressa
Ele pode esperar em silêncio
Num fundo de armário
Na posta-restante
Milênios, milênios
No ar

Futuros amantes

Chico Buarque



No, no me preocupaba
sabía que nada era para ese hoy
Sino para un futuro distante
en una puerta lejana
Tras la cual fumabas
La tristeza de un pasado
Que no sabías odiar
Que no podías amar
En el que estabas
Existías
O eras
Tan tú como era posible
Tan otra en la balaustrada
De esa antigua mansión
De esa antigua ciudad sumergida
Rodeada de tus peces tropicales
De algas fosforescentes y burbujas
Pensando en mí sin conocerme
Pensando en mí que no era
Que nunca fui en aquel hoy tan fino y transparente.
Clandestina en la hondura del futuro
Donde mis manos cortaban las letras de un nombre
Que no sabían descifrar
Nada era para ese hoy
Sino para este
De amantes
Traspasados de candor
Transidos de la dulce perversión
De encontrarnos por fin.

En ti se hallan las grandes praderas



En ti se hallan las grandes praderas que un día atravesé volando
En ti un pez dormido que sueña tu nombre
Y nos despierta
Una voz nueva y secreta
en ti
El camino que nunca tomábamos
El cielo abierto y angustioso
La lluvia demorándose en el prado
El polvo suspendido en el viento
El silencio antes de partir
En ti
Todo en ti
Los universos que exploré inconsciente
Los cuartos que dejé llorando
Las puertas que golpeé desfalleciente
Los rótulos que cambié para abaratar la esperanza
Se hallan ahora en ti
Están sin duda en ti
Y basta abrir la puerta
Para que los ojos se llenen de los signos
De ti
De suaves animales descansando en tu pecho
De intensas ceremonias en que precipitarnos sin remedio
Sabiendo que en ti
La luz se empeñará sin pedirnos nada
Sin prometernos nada
Dejándonos desnudos
Abrazándonos.

11 agosto 2009

Miedo



Miedo de los acantilados donde el viento se debate
armándose desde su propia nada
miedo de unos ojos que me ven sin que los vea
miedo de un ver ausente de ojos
miedo de una ceguera en que sólo tú eres nítida y distinta
miedo de mi mano en otra mano y otro camino y otro cielo
miedo de mi nombre
desconocido en mí
sediento en mí
amado y terminado en su plato lujoso.
Miedo amoroso y manso en el bajío
huyendo entre la cerca
saltando el arroyo
comenzando más allá otro camino
una nueva oración cuyo sentido
nuevo y solitario
dulce y soñoliento
ardiente y solapado
me irrita los ijares
la palma el párpado caído
todo cuanto era sin mí
cuanto sin mí seguirá siendo
sin sentirme
sin odiarme
sin llamarme
sin decirme otra vez
sus palabras secretas, sus cáscaras, sus restos
su voluntad de significados no encontrados
sus sospechosos sentidos trascendentes
mamados de una piedra sin tiempo
madre recta, rigurosa, milenaria
insensible a todo sano propósito
sobre todo recta
sobre todo pura
con esa pureza que me punza los vacíos pabellones
Miedo de echar mi suerte
miedo en el billete sin destino
miedo en un one way tan transitado
miedo que toca a la puerta envuelto
en el rebozo de otros años
miedo bajo la planta de mi pie que no me lleva
miedo en que mis lágrimas me borran
miedo en que se graban mis deseos
miedo en una pompa de jabón
en el exacto segundo
en el que fue.
Pompa que no es
que no será
por un par de eternidades.
Miedo en las banderas de tu batallón
miedo en las temblorosas carabinas
en la ración de agua
que nunca has de beber
en la oscuridad en que nos desvaneceremos
gritando por la patria
gritando más modestamente
por nosotros
cuando "después" sea una palabra sin sentido.

28 julio 2009

Una vida atrás


Una vida atrás,
el martes de la semana pasada,
no te conocía,
pero ahora te extraño
como si siempre hubieras estado en mí,
latente como una secreta flor
que se conoce sólo por la maravilla de su aroma.
Y es extraño pensar que ahora duermes
al otro extremo de la ciudad
mientras te pienso
y huelo la huella de tus besos en mí,
tu huella en mí
que no se borra,
que se confunde con la secreta substancia
de un deseo antiguo,
ahora fresco y angustioso
como esa inexplicable tristeza que deja la lluvia
que hemos esperado todo el verano.
La anticipación del dolor de perderte
por un capricho de los dioses
por algo que hice o que hice mal
por haberte herido sin saberlo
con la torpeza tan común
de quienes empezamos a amar
después del diluvio,
después de la guerra en que hemos ido dejando la piel
y el espíritu que éramos,
el fantasma que fuimos,
mucho antes de caer en la gracia de unos ojos:
tus ojos que me encienden
y me vuelven hermoso
como una nube desgarrada en un cielo demasiado profundo.

Santiago de Querétaro, Julio 28 del 2009

10 abril 2009

Clarabella bajo la lluvia

“Y en otras aguas oscuras recuerdas esos labios
Incompatibles
Con los tuyos, irreales
El beso glamoroso de la imagen que te saluda
Aún más joven que desnuda
Al otro lado, veías como se espejeaban tus deseos
Y ya no se trataba nada más que de ti”

Hans Schuster

Cuando aquel paraguas blanco
Cedió bajo la lluvia
Y el viento terminó por arrebatárselo
Arrojándolo a las aguas inmundas del canal,
Fue difícil saber si lloraba.
- La historia está llena de momentos como este.-
¿Había lágrimas corriendo por su rostro aquella tarde
O era sólo la lluvia implacable?
Aunque, después de todo, las lágrimas contienen un 85% de agua.
El resto, pequeñas cantidades de glucosa,
Ciertas sales minerales como el sodio y el potasio
Y algunas proteínas, de las cuales quizás la más interesante
Sea la lisozima que tiene propiedades antisépticas.
De haber estado a su lado
Tal vez hubiera inspeccionado su rostro
Y distinguido la forma de las gotas.
Las de lluvia, pequeñas esferas redondas
De entre 0,5 a 6, 5 milímetros de diámetro (los goterones)
Y las de lágrimas, con su característica forma oval,
Redonda abajo y puntiaguda arriba.
Pero estaba lejos de ella aquella tarde.
Sin embargo, fue la lluvia
Y no sus lágrimas,
La que empapó completamente
El poliéster o el percal de su grácil vestido
El perlón, la viscosa o el satén de sus sostenes
La trevira, la muselina o el prolén de sus calzones.
Transparentando su cuerpo maravilloso
Adhiriéndose a ella como una nueva piel de polímeros de poliestileno
Y yo no estaba allí
Para ofrecerle mi humilde pañuelo de tocuyo
O cubrirle con mi paraguas de amianto
Lo cual acaso haya sido lo mejor
Porque una serie de desórdenes
Emocionales,
Nerviosos,
Hormonales
Me habrían transformado en un criminal,
Un ser obsceno,
Estremecido por instintos primitivos
Incapaz de respetar su fragilidad
Su tierno desamparo ante los elementos
comprendiendo vagamente que yo
Y aquella desaforada lluvia
Éramos parte del mismo mal.
En mí, apenas una gota
De aquel veneno amargo y seductor
Pero poseedor de la misma fuerza devastadora.
(Confieso mi maldad ante los dioses de la nada.)
Sin pañuelo
Ni paraguas
Ni presencia
En la escena del diluvio
Provisto apenas de un ojo telemétrico
A una distancia de varias canchas de fútbol
He visto la maldad del viento y la lluvia
Al despojarla.
Quizás yo sea un tipo raro,
Sin ser omnisciente
A veces indirecto,
Dudo de mi propia existencia
Probablemente tan vulgar como la vuestra.
Pero aquel paraguas descoyuntado e inservible
Rescatado por mí de las contaminadas aguas del canal
Colgando de una viga como un murciélago albino
Activa en mí ciertos insondables mecanismos del deseo
Y fatalmente
Termino siempre por llorar.

15 marzo 2009

Ensayo Sobre La Aparición Y Crecimiento De Una Planta.


Ha surgido en el patio
Sin que nadie le plantara.
Su advenimiento,
Después de sorprenderme
Me hizo pensar
Que quizás cierta persona arrojase la semilla
Luego de comer la fruta
Alguna tarde del otoño pasado.
Y ahora no sé si arrancarle
O protegerle de las primeras heladas.
Difícil es saber lo que pensaba
Aquella tarde mientras mordía la dulce pulpa del fruto
Imposible saber lo que sentía
Más allá del placer inocente
Que iniciándose en su boca
Se extendía por sus arterias
Y las ramificaciones nerviosas del aparato digestivo
Hasta alcanzar el noble tejido neuronal.
Puedo imaginarla, perezosa
Retener el hueso del fruto entre los dientes
Para luego arrojarlo con fuerza entre la hierba
pensando, tal vez
Que arrojar un deshecho orgánico
No era contaminar el planeta
y sonreír entonces, ecológicamente feliz
Pero en aquel lejano otoño
Parecíame bella
Más bella que otras esclavas
Más bella que mi Staier con su cacha de madreperla
Más bella que la yegua del lechero con sus grandes pestañas rubias
Aunque el otoño pasado
No era más que una adolescente de tetas pequeñas
Y mirada insolente.
Pero los males del mundo se olvidaban
En su presencia
Y en su boca, las palabras más viles sonaban hermosas.
Por eso, hermanos míos,
No sé que hacer con este retoño
Que crece a razón de dos centímetros por noche
Y que pronto dará su fresca sombra
Sobre mi ventana.

A bordo de un viejo vapor

A  la memoria de Jorge Torres   Del pasado ascendía como niebla el alma del río   Gunnar  Ekelöf   C on   el p...