De lo que sueña en mí
ponerme a salvo
ocultarme entre la hierba venenosa
y languidecer bajo la cuarta luna
ser como nunca yo
lejos de la profundidad de mi piel
un animal en la calle matinal
husmeando el flujo electrizante
de un yo distinto y hermoso
sacudirme los sueños agobiantes
y doler casi mortalmente
aferrado a un madero
cuando ya casi no queda noche
resistir en el aire ardiente de tus habitaciones
padre mío
ocuparme de las letras
y abrir las ventanas que dan al largo día
dibujar la cara que tuve
antes de que me habitara un nombre propio
y después recordar los largos años
en que fui analfabeto e inocente
y en que más allá de la reja del jardín
el mundo era tan nuevo
y desconocido
como yo.
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