estábamos en 1975…
y bajaba al sótano
al principio sin saber lo que hacía.
las ratas despejaban el área
y empleaban sus agudos sentidos a fondo
para escapar del peligro
pero yo no tenía intención de matarlas.
yo solamente buscaba algo
que al parecer se encontraba en aquellas profundidades.
pero en realidad no sabía lo que era.
por eso me sentaba allí
sentimental
entre los trastos viejos
entre latas de pintura resecas
entre cajas y baúles
respirando los rancios olores del pasado
que parecían actuar como un veneno.
recordaba entonces viejas canciones de Los Gatos
de Los Iracundos
de los Blue Splendor
sintiendo una vaga tristeza
a la que se mezclaba
como un polvillo un tanto pegajoso
la felicidad de otra época
en la que no me preocupaba de escribir
y era considerablemente menos tonto
en la que tenía menos ropa
y no me gustaban mis zapatos.
me acojonaba pensar que quizás
no era lo suficientemente europeo
como para dedicarme al cultivo de la poesía
o de las ciencias.
allí
tendido entre los cadáveres desmembrados
de los maniquíes
yo solía dejar que la melancolía
hiciera estragos en mi corazón.
quizás entonces me estaba convirtiendo en poeta
e incapaz de darme cuenta del peligro
no me fue posible detener aquel proceso.
un extraño impulso me hacía estar allí
en las tinieblas
como si supiera que algo muy jodido
terminaría por pasar.
entre tanto las ratas decidían qué hacer conmigo
porque para ellas la situación era confusa.
en ese momento sin embargo
haciendo un gran esfuerzo
yo me recogía
procediendo a subir los escalones
que conducían a la superficie
a algún lugar entre el salón y la cocina
desde donde reptaba hasta mi sillón favorito
en espera de las noticias de teletarde.
desde diversos angulos
hubiera podido verse mi figura sentimental
a través de las altas ventanas de aquella casa solariega
donde la enfermiza luz del atardecer
terminaba siempre por desgarrarme las entrañas.
papá y mamá, sin embargo, lo tenían todo claro
para ellos
simplemente se trataba de salir a la calle
y pelear.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario