Ha surgido en el patio
Sin que nadie le plantara.
Su advenimiento,
Después de sorprenderme
Me hizo pensar
Que quizás cierta persona arrojase la semilla
Luego de comer la fruta
Alguna tarde del otoño pasado.
Y ahora no sé si arrancarle
O protegerle de las primeras heladas.
Difícil es saber lo que pensaba
Aquella tarde mientras mordía la dulce pulpa del fruto
Imposible saber lo que sentía
Más allá del placer inocente
Que iniciándose en su boca
Se extendía por sus arterias
Y las ramificaciones nerviosas del aparato digestivo
Hasta alcanzar el noble tejido neuronal.
Puedo imaginarla, perezosa
Retener el hueso del fruto entre los dientes
Para luego arrojarlo con fuerza entre la hierba
pensando, tal vez
Que arrojar un deshecho orgánico
No era contaminar el planeta
y sonreír entonces, ecológicamente feliz
Pero en aquel lejano otoño
Parecíame bella
Más bella que otras esclavas
Más bella que mi Staier con su cacha de madreperla
Más bella que la yegua del lechero con sus grandes pestañas rubias
Aunque el otoño pasado
No era más que una adolescente de tetas pequeñas
Y mirada insolente.
Pero los males del mundo se olvidaban
En su presencia
Y en su boca, las palabras más viles sonaban hermosas.
Por eso, hermanos míos,
No sé que hacer con este retoño
Que crece a razón de dos centímetros por noche
Y que pronto dará su fresca sombra
Sobre mi ventana.
Sin que nadie le plantara.
Su advenimiento,
Después de sorprenderme
Me hizo pensar
Que quizás cierta persona arrojase la semilla
Luego de comer la fruta
Alguna tarde del otoño pasado.
Y ahora no sé si arrancarle
O protegerle de las primeras heladas.
Difícil es saber lo que pensaba
Aquella tarde mientras mordía la dulce pulpa del fruto
Imposible saber lo que sentía
Más allá del placer inocente
Que iniciándose en su boca
Se extendía por sus arterias
Y las ramificaciones nerviosas del aparato digestivo
Hasta alcanzar el noble tejido neuronal.
Puedo imaginarla, perezosa
Retener el hueso del fruto entre los dientes
Para luego arrojarlo con fuerza entre la hierba
pensando, tal vez
Que arrojar un deshecho orgánico
No era contaminar el planeta
y sonreír entonces, ecológicamente feliz
Pero en aquel lejano otoño
Parecíame bella
Más bella que otras esclavas
Más bella que mi Staier con su cacha de madreperla
Más bella que la yegua del lechero con sus grandes pestañas rubias
Aunque el otoño pasado
No era más que una adolescente de tetas pequeñas
Y mirada insolente.
Pero los males del mundo se olvidaban
En su presencia
Y en su boca, las palabras más viles sonaban hermosas.
Por eso, hermanos míos,
No sé que hacer con este retoño
Que crece a razón de dos centímetros por noche
Y que pronto dará su fresca sombra
Sobre mi ventana.
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