28 julio 2009

Una vida atrás


Una vida atrás,
el martes de la semana pasada,
no te conocía,
pero ahora te extraño
como si siempre hubieras estado en mí,
latente como una secreta flor
que se conoce sólo por la maravilla de su aroma.
Y es extraño pensar que ahora duermes
al otro extremo de la ciudad
mientras te pienso
y huelo la huella de tus besos en mí,
tu huella en mí
que no se borra,
que se confunde con la secreta substancia
de un deseo antiguo,
ahora fresco y angustioso
como esa inexplicable tristeza que deja la lluvia
que hemos esperado todo el verano.
La anticipación del dolor de perderte
por un capricho de los dioses
por algo que hice o que hice mal
por haberte herido sin saberlo
con la torpeza tan común
de quienes empezamos a amar
después del diluvio,
después de la guerra en que hemos ido dejando la piel
y el espíritu que éramos,
el fantasma que fuimos,
mucho antes de caer en la gracia de unos ojos:
tus ojos que me encienden
y me vuelven hermoso
como una nube desgarrada en un cielo demasiado profundo.

Santiago de Querétaro, Julio 28 del 2009

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